Los restos de dos torres con cientos de cráneos, incluyendo de mujeres y niños, encontrados en excavaciones en pleno centro histórico de Ciudad de México han generado nuevas interrogantes sobre la cultura de los sacrificios del imperio Azteca, dijeron el viernes arqueólogos. Se cree que los restos de dos torres forma parte de Gran Tzompantli, ubicado frente al Templo Mayor y dedicado a la principal deidad de los mexicas, donde se exhibían los cráneos de los sacrificados. La estructura, descubierta en 2015 por arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, está en una calle detrás de la catedral católica. El arqueólogo responsable del programa de Arqueología Urbana del INAH, Raúl Barrera, recordó que el cronista y conquistador español Andrés de Tapia hizo referencia al macabro edificio, una especie de "teatro" que en los extremos norte y sur tenía dos torres hechas de cráneos pegados con cal. "Durante las excavaciones (...) se encontraron restos de una de estas torres, con cientos de cráneos que fueron colocados en diferentes momentos", dijo Barrera sobre la estructura circular de unos seis metros de diámetro que, según él, funcionó a modo de depósito de estos cráneos. Hasta ahora los arqueólogos han hallado 455 cráneos en las torres, de los cuales han sacado 155, dijo la jefa de campo del proyecto Guatemala 24, Lorena Vázquez. Rodrigo Bolaños, encargado del área de antropología física del proyecto Huey Tzompantli, dijo que se encontraron cráneos muy heterogéneos, de personas de diferentes partes de Mesoamérica, con diferentes deformaciones cefálicas, mutilación dental, edades y sexo. Los nuevos hallazgos ponen en entredicho la hipótesis de que sólo hombres guerreros cautivos eran sacrificados para ofrecerlos al dios Huitzilopochtli, asociado con el sol, porque se encontraron también cráneos de mujeres y niños. "Lo que esperábamos eran puros hombres, seguramente jóvenes como tendría que ser un guerrero, y la particularidad de las mujeres y niños es que uno supondría que no van a la guerra. Está pasando algo que no está registrado y esto es muy nuevo, una primicia en el Huey Tzompantli", dijo Bolaños. "Fuentes históricas nos dicen que había ciertas personas que podían representar algunas deidades durante su vida y desde pequeños podían ser deificados y venerados (...) y finalmente podían ser sacrificados, pero eso lo sabremos a través de la investigación que está en curso", dijo por su parte Barrera.